ESTUDIANTES QUE TRABAJAN

La figura del estudiante que trabaja no existe en la legalidad, pero sí en la realidad.

Cuando un estudiante se plantea trabajar se encuentra con unas prácticas con escasas coberturas sociales y un salario por trabajo a tiempo parcial que ronda los 600 euros en Madrid, y los 300 en otras Comunidades. Este salario es estipulado por las Universidades con la condición de que el estudiante reciba una formación que le habilite para el mercado de trabajo.

La realidad es que los estudiantes, que por requerimientos de la titulación suelen ser hábiles en diseño gráfico, realizan una tarea de delineación básicamente, produciendo un trabajo muy rentable para el estudio y por supuesto sin realizar ninguna actividad que le suponga a la empresa perder el más mínimo tiempo en formarle. El aprendizaje de las herramientas que podrían ser necesarias para la vida laboral y que el estudiante no domine al entrar en un estudio, no son incluidas en su horario de trabajo porque supondía un menor rendimiento del estudiante (se supone que este bajo salario que se recibe es precisamente a cambio de este aprendizaje) Es evidente que cuando los estudiantes superan el período de prácticas, rara vez se le incorpora como trabajador en el estudio, sino que es sustituido por otro estudiante en prácticas de manera que se mantenga la alta rentabilidad de esa escasa inversión. Gran cantidad de estudios se sustentan a través de estudiantes en prácticas o a lo sumo de arquitectos que coordinan dicho becarios en condiciones no mucho mejores.

Es habitual el caso de profesores que "fichan" a los alumnos más trabajadores y brillantes para realizar concursos en sus estudios, sin cobrar ni un céntimo bajo las conocidas excusas tipo "vas a aprender mucho", "el estudio tampoco cobra por el concurso", "es un proyecto muy interesante". Si bien es cierto que en general no se cobra por presentarse a un concurso, cuando se ganan suponen grandes inversiones para los estudios, que por supuesto no repercuten en un estudiante que no suele permanecer en el estudio ni siquiera el tiempo suficiente para beneficiarse de los resultados del concurso ganado, tanto de los beneficios económicos como de los laborales (desarrollo del proyecto)
Muchos estudios reciben casi todos sus encargos de los concursos, realizados en exclusiva por "estudiantes brillantes y gratis".

Todo esto se traduce en que, en la práctica, los "estudiantes gratis" sostienen la economía de los estudios a través de su trabajo, y sin embargo estos estudiantes, una vez terminado el período de prácticas, en caso de recibir algún salario, lo perciben a través de economía sumergida.
Las consecuencias en términos globales, por decir las más inmediatas, son:
-Un notable movimiento de capital en el país (no cuantificado) que no figura en los números oficiales (con todo lo que eso significa para la economía)
-La divulgación de una conciencia asumida y muy difícil de romper (lo que supone grandes costes para la ideología social del país) de que los trabajadores carecen de derechos como tales. Todas persona joven puede ser tratada de la forma más humillante dado que "está empezando" o "los principios siempre son difíciles". Toda situación se considera legitimable siempre que se crea que va a durar poco (sin embargo los costes emocionales para la persona tienen mayor duración al tiempo que las estructuras de "mano de obra barata" que se generan son permanentes, dado que se renuevan continuamente con personas en la misma situación)
-La existencia de un sector amplio de trabajadores que no figuran como tales; lo que supone, por una parte, el no reconocimiento de sus derechos, el aumento de la pobreza, del paro, el aumento del cargo para la seguridad social a causa de personas que figuran como beneficiarios de otros o como personas sin recursos económicos sin serlo (todo ello para que los estudios en los que trabajan ahorren sus cuotas de la seguridad social)
-La vulnerabilidad, el riesgo de exclusión social, el derrumbe de la economía de consumo. No olvidemos que, aunque se tiende a obviarlas y considerarlas una minoría sin importancia, hay un sector de estos estudiantes y recién titulados que sustentan su economía personal o incluso la familiar a través de estos trabajos.
-A nivel personal significa una nula autoestima y la ya sabida escasa capacidad para independizarse de los jóvenes, a riesgo de ser excluidos de la sociedad (de consumo), y que son causa de los grandes problemas sociales que conocemos de la independencia familiar de los jóvenes y no tan jóvenes.
-La "legitimización" de esta concepción de "trabajadores sin derechos" que se prolonga todo el tiempo que el trabajador lo permita y que deriva en las formas de "falsos autónomos" que se han comentado.
-La devaluación que el trabajo del arquitecto ha sufrido en la acutalidad, ya que los estudios son capaces de ofrecer honorarios muy bajos, a causa de esta mano de obra pseudo-esclava, lo cual ha instalado un sistema según el cual es muy difícil estar en el mercado sin practicar precisamente esta forma de explotación.
-En el caso del trabajo de las prácticas en el ámbito de la arquitectura, hay que añadir el riesgo profesional que existe en el caso de estudiantes que trabajan en obras. Las Universidades ofrecen seguros de prácticas "estándar" que no responden a esta situación de peligrosidad añadida. Además estos seguros no son seguros de trabajo, con lo cuál el estudiante que realmente utiliza las prácticas como principal forma de subsistencia carece de protección social en una situación de riesgo especial.